miércoles, 9 de marzo de 2011

1863 pasos. Miguel Mena

Oye, qué buen sabor de boca me ha dejado este libro. Contiene tres relatos cuyo punto en común es, desde mi punto de vista, el amor por esta tierra. No es que yo tenga (de momento, aunque todo se andará) unas raíces muy profundas en Zaragoza porque he pasado gran parte de mi vida fuera de Aragón. Pero estas páginas destilan tanto cariño hacia esta ciudad (y alrededores) que me ha tocado bastante.

Aunque si algo me ha transmitido de verdad esta lectura es melancolía. Una profunda melancolía. Creo que, sin quererlo del todo, el autor mantiene un tono nostálgico continuo a lo largo de todo el libro. Me gusta Zaragoza, y estos relatos sobre esta ciudad y su entorno hacen que me guste más todavía. 
Eso sí, pese a que el libro (especialmente el tercer relato) me ha encantado, no creo que sea para todo el mundo. Creo que está escrito por alguien que ama Zaragoza (aunque sea de Carabanchel) para gente que conoce y ama esta ciudad. Tal vez a una persona que no vive esta realidad, esta lectura podría dejarle algo frío (excepto el segundo relato, quizá por ser el más personal).

2 comentarios:

  1. Pero tendrás valor que no tienes unas raíces muy profundas... serán las ramas, porque lo que son las raíces, jamía, las dos somos de pura cepa aragonesa.

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  2. Jaja, ya sabes a qué me refiero. Hasta hace cuatro años se te ocurría decirme que iba a acabar viviendo en Zaragoza y me partía de risa...

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